12/10/11

¿Soñar?

No es novedad decir que tengo serios problemas con mi sueños (en el buen sentido, eh). Basta con leer alguna que otra entrada de este blog con algún relato para darse cuenta. O basta con haber tenido una de esas largas charlas conmigo que suelo tener con cierta gente en particular; tarde o temprano terminaré hablando de alguno de mis sueños que por el alto grado de onirismo que presentan algunos, se convierten en historias que merecen ser contadas.

Pero como decía, hay sueños y sueños. Hay sueños mejores y sueños peores. Hay pesadillas.

Voy a dejar de lado las pesadillas. Porque las pesadillas son recuerdos malos que nos atormentan y no soñar con que morimos o nos está por ocurrir algo malo, por lo que no podrían bajo ningún punto de vista entrar en la idea que estoy por explicar.

Me quedo con los sueños mejores y los peores. Los lindos y los feos. No, no dije respectivamente en la oración anterior porque no se aplica de ninguna manera. Los sueños mejores no son los lindos sino todo lo contrario. El sueño lindo, ése que durante el sueño nos hace sentir como, valga la redundancia, en un sueño mágico del cual no queremos despertar porque estamos, por ejemplo, con esa persona que tanto ansiamos, que tanto deseamos y que tanto queremos, no es de los sueños mejores. Por el contrario, cuando despertamos y vemos que en verdad era un sueño nos sumimos en la más grande depresión al darnos cuenta de que estamos de nuevo en la vida real y que la vida real apesta. Éstos son los peores sueños, porque lamentablemente vivimos en la vida real. Sería hermoso poder vivir en nuestros sueños; sería hermoso poder conseguir un sueño lúcido, pero tarde o temprano la realidad vendrá a golpearnos en la cara. No, los sueños lindos no son buenos; los sueños lindos lastiman.

Por el otro lado, los mejores sueños son aquellos que no implican emociones. Aquellos en los que somos protagonistas de una historia fantástica; aquellos a los que yo llamo flasheros. Son historias que merecen ser contadas, como dije anteriormente. Como éste por ejemplo. Éstos son los sueños que valen la pena.

Por último, dentro de los sueños "mejores" no puedo dejar de nombrar a los sueños feos. Los sueños feos, no las pesadillas, aclaro. Porque los sueños feos generan el efecto contrario a los lindos al despertar. Nos hacen tener ganas de volver a la realidad, de desear que todo sea un sueño, que lo que está pasando no puede ser verdad. Y por suerte, cuando despertamos respiramos aliviados, hasta contentos porque no se trató más que de un sueño.




Sleeping Child, by Coffee-Monster

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