Esta frase es una aberración. Mejor dicho, es subestimar algo tan solemne, tan sutil y tan lleno de historia como es el juego de las bolitas. Sí, las bolitas son historia pura. Hay antecedentes de ellas desde el antiguo Egipto hasta la antigua Roma y la Edad Media. No son un simple "jueguito de niños". Son mucho más que eso.
Los niños además de jugar comienzan a ponerse reglas. ¡Y pobre de aquel que no las cumpliera!
Las bolitas son un mundo aparte.
Perder significaba no sólo el mal trago de la derrota sino también una humillación pública -sabemos lo crueles que pueden llegar a ser los niños a esa edad- y el verse desposeído de nuestra valiosa posesión de seis pétalos que iría a parar a la bolsa del gordito que de a poco se iba llenando porque él decía ser el mejor. Y simplemente lo decía, porque de vez en cuando, alguno al que no le asustaba su tamaño, le daba una buena lección. Porque metía miedo el gordo.
A nadie le gusta perder.
En nada.
Pero perder a las bolitas era una de las peores cosas que nos podía pasar en la escuela. Mucho más que la mala nota por no haber hecho la tarea o por habernos olvidado de llevar el mapa número 5 con división política de Argentina.
Así que señores creadores de dichos (?) les pido que revean éste y que por favor lo cambien por uno que incluya algo cuya derrota sea totalmente irrelevante.
1 comentario:
A nadie le gusta perder a las bolitas y menos con una mujer. Si vieras mi colección =)
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