En lo personal, tuve la "suerte" de poder conocer muchos de esos juegos en mi infancia. Sí, yo jugué a las bolitas, a la tapadita - con cartas de pokemón o dragon ball - y a la payana y a los soldaditos y a los playmóbiles, pero también me pasé horas con la evolución family-sega-playstation. Incluso ahora sigo jugando. Mientras era chico tuve que soportar estos comentarios aunque sí jugaba a muchos de los juegos que la gente consideraba "perdidos". Tuve la suerte -ahora sin comillas- de estar en el umbral de los juegos convencionales y de los modernos. Pero ahora bien, situémonos en el día de hoy y en los chicos que han cambiado la tapadita por la play y las bolitas por los bakuganes -unos bichitos muy extraños que pelean entre sí gracias a unos imanes; soy profesor en primaria y jardín de niños, imposible no conocerlos.¡Ah! ¡Ellos sí que no saben divertirse! ¡Ahora los chicos se aburren de nada! Famosas afirmaciones de ancianos -y no tanto- que de la niñez les queda un hermoso pero muy distante recuerdo. Personas a las que les es imposible concebir cómo es que para un niño no es divertido hacer girar una rueda por el piso con un palo y sí hacerle cinco goles al Barsa con Cristiano Ronaldo. ¿Y si lo damos vuelta? Los chicos de hoy no entienden cómo es que para los más grandes no es divertido hacerle cinco goles al barsa con Cristiano Ronaldo y sí hacer girar una rueda por el piso con un palo. De hecho, creo que suena más sensata esta segunda afirmación.
Los tiempos cambian, no existen épocas mejores ni épocas peores. Existen épocas diferentes y punto -siempre hablando de este tipo de cosas, claro, porque hubo épocas de guerra y hambre donde por supuesto estamos mejor ahora, y épocas en las que la contaminación mundial no era tan temible como lo es hoy.
Siempre lo viejo fue mejor que lo nuevo, ¡y claro que es así! ¡por supuesto! Para cada uno es definitivamente así. Para lo que uno siente y con lo que uno vivió experiencias hermosas. Mas no me asombraría, de hecho lo afirmo, que dentro de cincuenta o sesenta años los hoy niños no entiendan cómo sus nietos prefieren jugar con juegos de realidad virtual súper avanzada que -según se dice- pueden causar cáncer y no disfrutar de un partidito al winning eleven.
Hubo sí un llamado en el programa de Noriega que desató todos estos pensamientos. Una voz ya muy mayor dijo:
"Nuestro juego era la escondida cuando sonaba la sirena, porque si no te escondías, te morías"
Ése, mis queridos adultos y mis queridos niños, es un juego que EN VERDAD -a diferencia de la computadora y los videos- causa mucha bronca y lástima que haya tenido que jugarse.
